Ensayos / Essays


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Vistazos al Estilo NeoGótico en Europa
Por: Arq. Jonsi Ellis-Calderón
AQ-14647


Publicado en Revista "Ingenieros y Arquitectos", CFIA
Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos de Costa Rica
Edición 246, Julio-Setiembre 2011, páginas 28-29-30
http://issuu.com/cfia/docs/246_digital
La Historia del Arte ubica el nacimiento del estilo Gótico en arquitectura de manera muy precisa en el tiempo y el espacio. Es generalmente aceptado que la arquitectura gótica nació con la finalización y dedicación de la Abadía de Saint-Denis, en Paris, el 11 de junio de 1144. Este estilo evolucionó desde el estilo Románico y, luego del Siglo XVI, la mayor parte de Europa abrazó el Renacimiento. El último diseño comúnmente aceptado de estilo Gótico es la Capilla de Enrique VII, localizada en la Abadía de Westminster, de inicios del Siglo XVI.
Strawberry Hill, Twickenham. 1770.
Luego, las tendencias del arte europeo del Renacimiento evolucionaron gradualmente, hasta virtualmente desaparecer a finales del Siglo XVIII, de la mano de la Revolución Francesa de 1789. En este periodo el artista se percató del estilo, hasta entonces solo pintaba, esculpía o diseñaba de acuerdo a la costumbre de la época. Esta edad le abrió los ojos y le permitió darse cuenta del estilo.
Horace Walpole, escritor y político inglés, tomó la batuta del resurgimiento del estilo gótico en el Siglo XVIII por dos hechos relevantes. Primero, es el autor de la novela El Castillo de Otranto, escrita en 1764 y que da nacimiento al género literario llamado ‘literatura de terror gótico’, estilo literario que se volvería muy popular desde esa fecha y hasta ya entrado el siglo XIX. De este movimiento literario luego formarían parte escritores como Abraham “Bram” Stoker y Edgar Allan Poe, entre muchos otros.
Segundo, decide construir en 1770 su casa de campo, Strawberry Hill en Twickenham, en el suroeste de Londres, en estilo gótico, apartándose de la manera de los tratados de Palladio. Esta mansión, si bien es vista en un principio como un capricho, más adelante esta tendencia predominará. El neo-gótico había nacido.
Posteriormente se dará un incentivo muy importante a un estilo neo-clásico impulsado también, en parte, por los nuevos descubrimientos arqueológicos que sacudieron las bases de credibilidad de los principios de Palladio, pues estos estaban basados en algunas ruinas clásicas de una época más o menos decadente. Los arquitectos empezaron entonces la búsqueda del real y correcto estilo. Esto posteriormente hace que los artistas se identifiquen con algún estilo del pasado, con el que sientan cierta afinidad, esto es un concepto romántico[1].
Parlamento, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Ya entrado el siglo XIX la relación artista-cliente es diferente, el cliente se toma la libertad de pedir para su edificio el estilo que más le guste. A pesar de ello, es de aceptación general que el estilo neo-gótico es el más indicado para la arquitectura religiosa: iglesias, capillas, e inclusive, tumbas; pues hace rememorar a la arquitectura de la fe.
En 1834 un incendio destruyó el Palacio de Westminster, situado junto al río Támesis en Londres, edificio que hoy en día acoge al Parlamento del Reino Unido, y donde se reúnen la Cámara de los Comunes y la Cámara de los Lores. La opinión pública de la época consideró que las libertades civiles, fundamentos de la Edad Media, eran la base de Inglaterra; por lo tanto, el gótico para la reconstrucción del nuevo parlamento era el estilo más adecuado[2]. La misión recayó sobre Sir Charles Barry (arquitecto experto en Renacimiento), quien tuvo que utilizar la ayuda de Augustus Welby Northmore Pugin (A. W. N. Pugin, arquitecto convertido al catolicismo romano a sus 23 años de vida, experto en Gótico), de manera que el primero diseñaba la estructura y el ordenamiento del edificio, mientras que Pugin se encargaría de la decoración de las fachadas y de los interiores en estilo gótico; logrando así un edificio no del todo desagradable, aunque con un extraño método de diseño. No está claro aún hoy en día si ambos trabajaron de forma colegiada en esta tarea, o si Barry era el jefe de Pugin.
Castillo de Windsor.
Para José Pijoan el neo-gótico es una copia descarada hecha en los siglos XVIII y XIX del gótico original de los siglos XII al XV; no es una interpretación, aunque en algunos pocos casos sí sea una interpretación. La razón de ser de esto es lo fácil y cercano que estaban las catedrales góticas en Europa; fáciles de medir, estudiar y copiar. Por su parte, Hugh Honour cita en su libro “El Romanticismo” las siguientes palabras de Pugin: “Es la devoción, la majestad y el sosiego del arte cristiano lo que estamos buscando; no un estilo, sino un principio”.
Los buscadores del retorno a la naturaleza ven en la arquitectura gótica que era, por encima de todo, natural, sus formas internas recordaban a los grandes bosques europeos. Otros veían que esta arquitectura era el triunfo de la ingeniería y de las manifestaciones inventivas de la humanidad. Su sentido simbólico era otro atractivo, todos y cada uno de los componentes de las catedrales góticas estaban llenos de simbolismo, de representación y de sentido para el culto, esto llevaba a algunos católico-romanos a ver las iglesias góticas como la expresión artística más sublime de la cristiandad.
Franceses, ingleses y alemanes veían al gótico como un estilo nacional, un estilo que desde su aparición en 1144 se había arraizado en lo más profundo de las manifestaciones culturales de estos países, que por lo tanto se sentían muy identificados con dicho estilo. En otros países de Europa y en Estados Unidos sus habitantes veían en el gótico el único estilo verdaderamente universal aparecido desde el estilo clásico y que por lo tanto era el estilo que debían emplear los hombres del siglo XIX. Franceses e ingleses encontraron también justificaciones en las estructuras políticas y sociales, así como en acontecimientos heroicos medievales, para su afición por el gótico.
Entre 1790-1799 el Landgrave Guillermo IX de Hesse ordena construir en los jardines Wilhelmsshohe un castillo muy engañoso que dominaba los campos de reunión con sus amigos, donde éstos eran atendidos por sirvientes vestidos al estilo medieval. En Italia, Carlos Félix, rey de Cerdeña, ordena la reconstrucción del lugar donde fueron enterrados sus antepasados, la abadía de Huatecombe de Saboya profanada durante la revolución, el resultado fue una especie de híper-gótico “espesamente incrustado de esculturas y erizado de pináculos con follaje”[3].
Castillo de Neuschwanstein, Baviera.
Se venía estableciendo entonces una estrecha relación entre monarquía y medie-valismo, y ésta halló quizás su “expresión más cumplida en la extraordinaria serie de castillos reales del siglo XIX”, uno de los principales es el castillo real de Windsor, remodelación debida al arquitecto Jeffrey Wyatville, quien concibió una composición magníficamente pictórica entre los años de 1824 y 1837. Otro ejemplo es el castillo de Neuschwanstein, por C. Jank, E. Riedel y G. Dollman, entre los años de 1869 y 1886, erigido para Luis II de Baviera, quien fuera declarado loco precisamente en 1886.
La llegada del Siglo XX trae consigo nuevas tecnologías y el desuso del neo-gótico en Europa. El uso de marcos de acero permitió a los arquitectos el desarrollo de luces mayores entre columnas, posibilitando también el prescindir de columnas intermedias. La masificación de la bombilla incandescente volvió innecesario el uso de ventanales gigantes. Los ejemplos de estilo neo-gótico que datan de bien entrado el Siglo XX son, mayormente, edificios iniciados durante el apogeo de las últimas décadas del Siglo XIX y las primeras décadas del Siglo XX. El modernismo había llegado.


[1] Janson. Historia del Arte.
[2] Gombrich. Historia del Arte.
[3] Hugh Honour. El Romanticismo.


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Vistazos al Estilo NeoGótico en Costa Rica
Por: Arq. Jonsi Ellis-Calderón
AQ-14647

La estructura del arte que había adoptado Europa en la época del renacimiento, comenzó a cambiar y a desaparecer gradualmente hacia el final del siglo XVIII. Este cambio tiene su raíz, al igual que la Revolución Francesa, en la edad de la razón[1]. En arquitectura se venía construyendo a la perfecta manera que indicaba Palladio en sus tratados, y fue en Inglaterra hacia 1770 que Horace Walpole decide no hacer la de todos, y construye su casa de campo, Strawberry Hill en Twickenham, en estilo gótico.
Iglesia de Coronado. FOTO: Jonsi Ellis
Para el siglo XIX existían ciertas convenciones que ubicaban al estilo neogótico como el más indicado para las iglesias, pues era el representante de la arquitectura de la época de la fe.
Parecidas fueron las consideraciones que se tomaron en cuenta cuando en 1834 se quemó la vieja cámara inglesa. Se consideró que las libertades civiles de Inglaterra descansaban sobre los fundamentos de la Edad Media y por lo tanto el nuevo parlamento debería de ser gótico[2].
José Pijoan ve al Gótico como baluarte del Romanticismo[3], entendido éste como posterior al Neoclasicismo. En ciertos aspectos –dice- las estructuras clasicisadas ceden paso a otras medievales; la toga clásica es reemplazada por la armadura y las mallas medievales, y las figuras heroicas son caballeros de esta época. Las reliquias clásicas son lejanas ruinas de otro tiempo, difíciles de medir exactamente; en cambio las catedrales góticas estaban, enteras, allí mismo en Europa, inmediatas a ser medidas, estudiadas y copiadas de manera descarada. Dice entonces Pijoan que el Neoclásico es una interpretación, mientras que el Neogótico es una copia de los modelos originales, aunque en algunos casos sí una interpretación.
De repente, si nos trasladamos a Costa Rica hacia finales del siglo XIX y principios del XX, podemos ver que una leve corriente neogótica se desarrolla en medio de un predominio neoclasicista, que ejerce casi un monopolio estilístico de las obras ciudadanas de relevancia; este predominio se ve tanto en edificios estatales como en comerciales y religiosos. Vemos entonces que no se reconoce ciertamente el hecho de que en Europa el Neoclasicismo y el Neogoticismo se contrapusieron con motivaciones técnicas e ideológicas en las expresiones arquitectónicas.
Influencias arquitectónicas en el periodo 1880-1940 en Costa Rica.
“En Centroamérica, esta corriente aparece hacia 1880 más como una aplicación decorativa que como una arquitectura que aplica los principios formales y constructivos del gótico”[4]. El mismo Carlos Altezor cita en su tesis para acceder al grado de Licenciado en Arquitectura a Gamble, quien afirma que “este movimiento neogótico puede llamarse ‘romántico’ porque, en realidad, era más la aplicación cosmética de los elementos decorativos góticos –arcos ojivales, tímpanos, pináculos y parapetos almenados- que el uso de los verdaderos principios góticos de ingeniería y construcción. Si algunas veces se utilizaban contrafuertes, eran más que todo decorativos y no estructurales. Un embellecimiento gótico era simplemente agregado a un cuerpo estructural para darle un sabor romántico y exótico”.
Iglesia de San Rafael de Heredia. FOTO: Ronny Ellis
Este Neogótico encontróse adecuado entonces para nuestra arquitectura religiosa y sus pocos ejemplos se encuentran situados cronológicamente entre fines del siglo XIX y el primer decenio del siglo XX.
Lesmes Jiménez, quien era un ingeniero costarricense que estudió en la Universidad de Lovaina en Bélgica, es el responsable de la iglesia que, junto con la Catedral de San Salvador, es uno de los dos mejores ejemplos de la corriente neogótica en Centroamérica: la iglesia de La Merced, en San José, construida hacia 1903. Lesmes Jiménez construyó también en estilo neoclásico, a principios de siglo, pero se identificó más con el neogótico; así es como diseña las iglesias de Moravia y de San Rafael de Heredia, con apoyo de la predilección que el obispo Augusto Thiel, de origen alemán, tenía por este estilo. El ingeniero Jiménez también diseña la Penitenciaría Nacional (extraño y particular ejemplo) que se sitúa en un punto estratégico, tal y como lo hubiese hecho un castillo feudal.
Al obispo Thiel se le atribuye un cambio de paradigma importante en la construcción de templos en Costa Rica; ya que después del terremoto de 1888, recomendó a través de una carta pastoral, que las torres de las iglesias fueran construidas en hierro, participando activamente en la construcción de nuevas iglesias. En esta misma época, el arquitecto Jaime Carranza diseña el nuevo pabellón del Asilo Chapuí con una profusa arquería, ventanas ojivales y decoración neogótica.
En algunos casos, detalles góticos como ventanas germinadas, florones, portales con arquivoltas, etc. son mezclados con elementos de otros estilos (neoclásico entre ellos) como en el reformatorio para mujeres “Buen Pastor”, hoy en día el Palacio Municipal de Goicoechea, en Guadalupe, que data de 1924. También al día de hoy, en el Cementerio General de San José, sobreviven dos tumbas en estilo neogótico firmadas por Francisco Durini y fechadas en Génova, Italia en 1886 y 1887.
En estilo neogótico, pero de carácter un poco más temprano aún, tenemos la Iglesia de San Nicolás de Cartago, diseñada en 1880 por el padre jesuita Santiago Páramo, quien diseñó y construyó el exterior de esta iglesia en mampostería, y sus interiores en madera.
Otros ejemplos que merecen citarse que no se encuentran en el área metropolitana, son la Iglesia de San Isidro de Heredia, la Iglesia de Grecia, en la provincia de Alajuela y la Iglesia de San Isidro de Coronado. La Iglesia de Grecia es completamente de metal, ejemplo de la arquitectura prefabricada e industrializada que Europa exportó gracias al desarrollo de la técnica del hierro; fue ejecutada por la Metalúrgica de Clemente Prada en Milán, Italia y armada en 1897 por el ingeniero Lucas Fernández.
Iglesia de Moravia. FOTO: Jonsi Ellis
Por su parte, la Iglesia de Coronado, del arquitecto/pintor costarricense Teodorico Quirós, fue diseñada en los 1920’s y terminada hacia 1935. En su carácter neogótico tardío, es la manifestación más depurada del estilo neogótico en el país y representa un ejemplo de eclecticismo. Aunque utiliza el hormigón armado sobre una estructura interna metálica como cerramiento, su sentido de la proporcionalidad y el lenguaje formal corresponden con precisión al estilo en que se inspira, “intenta representar fielmente el goticismo decimonónico y exhibe un muestrario bastante completo de vocabulario del gótico”.
Conclusión. Vemos entonces que en Costa Rica, el Gótico fue un estilo que se vino a utilizar por afinidad e influencia de europeos y con muy poca trascendencia dentro de la conformación de una “identidad” arquitectónica nacional que, en Costa Rica, si se analiza con cuidado, puede venir a manifestarse más bien por elementos exógenos y aislados que a lo largo de nuestra historia han venido a sumarse a un muestrario desordenado que aún hoy en día no encuentra coherencia.


[1] Gombrich. Historia del Arte.
[2] Gombrich. Historia del Arte.
[3] Pijoan. Historia General del Arte.
[4] Carlos Altezor. Arquitectura Urbana en Costa Rica. 1986.

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Reflexiones Sobre el Papel del Arte en la Sociedad
Enero 2012
Por: Arq. Jonsi Ellis-Calderón
AQ-14647

De Los Inicios Del Arte. Aún antes de que el hombre viviera en sociedad avanzada, tenía la necesidad espiritual de crear, de hacer arte; aún antes de que el hombre aprendiera a escribir, aprendió a dibujar; y aún antes de que el hombre aprendiera que existe la abstracción, creó realísticamente, con naturalismo absoluto. Entre las pinturas más antiguas conocidas hasta ahora están las pinturas de arte rupestre en Altamira, España, del periodo paleolítico, obras de arte naturalista que tenían como finalidad la supervivencia de los hombres. Tal vez no estamos seguros de la fecha de creación, y obviamente no sabemos el nombre del artista, pero sí tenemos certeza de algo: esas pinturas tenían un propósito, un fin. No fueron hechas porque sí, o por aprovechar el tiempo de ocio, o por decoración interna de sus cuevas -que eran lugares inaccesibles-, sino que el hombre halló que necesitaba dibujar, pintar y esculpir, o sea, crear.
El hombre primitivo tenía una vida muy monótona, orientada casi solamente en vivir y comer, y cazar para comer y vivir; de modo que sus conocimientos útiles se referían a su destreza para la caza, y de allí la explicación de que una gran proporción de las pinturas rupestres tengan la caza como asunto o tema.
Ahora entendemos que el proceso de creación en el arte estaba impulsado por la supervivencia y virtudes mágicas, con la imitación de animales para propiciar su captura en las excursiones de cacería; el artista era como un predecesor de sacerdotes y profetas.
Pintura rupestre en Cuevas de Altamira, España.

El Artista-Creador. El artista es un comunicador, y por lo tanto un interpretador, un cronista de sucesos y costumbres de su tiempo; nos cuenta, a veces sin saberlo, detalles de los demás actores sociales de su espacio y tiempo, y también registra imágenes para uso en el futuro. La cámara fotográfica o de televisión y cine es una de las herramientas de los artistas-cronistas de hoy día, y sus productos son testigos de la sociedad en que vivimos. La palabra comunicación abarca todas las bellas artes en cierto sentido.
Pero también el artista ha sido, en algunos periodos de la historia, un filósofo. Si el filósofo es un explorador del mundo de las ideas, el artista es un filósofo entonces. En algunas civilizaciones primitivas estables, como Egipto o el Medio Oriente, el artista estaba al servicio de la filosofía y la religión; que eran una misma cosa. El pintor, el escultor, el arquitecto, el músico, se mueven entre el concepto y la realidad, tratando de plasmar el uno en la otra.
Pero el artista es también un soñador y un profeta: soñador porque desboca su fantástica imaginación y la hace cobrar vida como obra de arte, para verla, escucharla o vivir en ella; la prosopopeya se convierte en una figura muy conocida y amiga del artista, pues consigue que objetos inertes e inanimados tomen vida y comuniquen sentimientos en las personas. Muchas veces sus arrebatos de imaginación se vuelven realidad años o siglos después; entonces, son inventores precoces incomprendidos por sus contemporáneos. A pesar de que en muchos periodos de la historia del arte el artista se ha dedicado a copiar lo que ve, en algunos otros, como en las vanguardias de la primera mitad del siglo XX, la imaginación natural (sueños) de la persona es la que guía el proceso creativo.
Y el artista es también crítico social y moralista, se desenvuelve como ser social con desenfado hacia sus contemporáneos en eminencia (las autoridades políticas y religiosas) y además presenta su punto de vista personal de las cosas de su entorno, criticando la sociedad en que vive y que lo ha hecho como es… varios pintores de los últimos dos siglos, como Picasso, Goya y otros, han enarbolado la bandera de la crítica social en buena parte de su obra.
Y el artista es, ante todo, un hacedor. Ciencia significa conocimiento o teoría, mientras que arte significa llevar el conocimiento a la práctica, o sea, hacer. En tiempos pasados, un artefacto era un utensilio que se hacía con las manos, aunque hoy se le llame igual a productos de manufactura en serie (la palabra manufactura significa trabajo a mano, aunque hoy día su significado haya degenerado en hecho a máquina). Y aún en nuestros días, un artesano es el que hace algo con sus manos, y ese algo es una pieza única.
El gran pintor y teórico del arte del siglo XX W. Kandinsky tiene su propia definición de artista. Para él, el artista es ante todo “un hombre semejante a nosotros, pero que lleva dentro una fuerza visionaria y misteriosa. Él ve y enseña. A veces quisiera liberarse de ese don superior que a menudo es una pesada cruz. Pero no puede. Acompañado de burlas y odios, arrastra hacia adelante y cuesta arriba el pesado y reacio carro de la humanidad…”[1]
De modo que podemos sintetizar que a través de la historia de la humanidad, el artista ha reunido muchas cualidades en su hoja de vida, aunque no todas en el mismo espacio ni en el mismo tiempo; así, un artista es aquel que toma objetos inertes que en su estado natural están en caos (pintura, piedra, barro, mármol, madera, metal, etc.) y crea un orden a partir de ellos, comunicándonos el entorno social al que pertenece, criticando lo que él considere está mal en la sociedad, plasmando una idea o concepto en su creación, inyectando vida a aquellos materiales inertes para que su obra nos conmueva de una u otra manera, y cargando sobre sí el avance de la sociedad.

W. Kandinsky: "El artista es, ante todo, un hombre semejante a nosotros, pero que lleva dentro una fuerza visionaria y misteriosa".

El Arte en la Actualidad. En nuestros tiempos en la sociedad actual, en que el ser humano no necesita cazar para sobrevivir, el arte tiene un rol importante y diferente al antes descrito. Su enseñanza se practica en cuatro diferentes tipos de instituciones, a saber:
    • ·         Universidades, con diploma.
    • ·         Conservatorios profesionales.
    • ·         Talleres particulares.
    • ·         Casas de la Cultura (o del artista).

Los dos primeros tipos de instituciones tienen características similares, ambos solicitan requisitos, generalmente un examen de aptitud; y ambos cobran en efectivo por el derecho a estudiar allí. También gradúan a sus estudiantes con un diploma que los acredite en el área artística correspondiente.
En el tercer tipo de institución, los talleres particulares, también se cobra una cuota en efectivo a los estudiantes; pero generalmente no solicitan requisitos especiales. Sus cursos suelen ser en el formato de cursos libres, recibiendo un diploma al final del curso.
Las Casas de la Cultura, o a veces llamadas, Casas del Artista, no ponen ningún requisito para los que deseen llevar cursos allí, formato de cursos libres también, y generalmente todos sus servicios son gratuitos para todo el mundo, especialmente dirigidos hacia los pobladores de su comunidad.
Las personas necesitan contar en sus comunidades con instalaciones adecuadas para practicar actividades culturales, y también para actividades deportivas y de recreo en su tiempo de ocio. Las instalaciones que ya están dedicadas al arte, cualquiera de las cuatro descritas anteriormente, satisfacen en parte esa demanda, otorgando al individuo un espacio para efectuar labores de esparcimiento cultural y desarrollar sus aptitudes artísticas, ya sean estas profesionalmente o por mero interés personal.
La importancia de desarrollar infraestructura como esta, radica en fortalecer esa inversión que los políticos a veces consideran innecesaria o improductiva: Invertir en educación artística, en la formación de artistas y en el patrocinio de grupos culturales y folklóricos. Esta inversión traerá sus frutos a largo plazo, con la formación de mejores ciudadanos provistos de mejores aptitudes y habilidades. Esto puede inducir en que ellos encuentren posteriormente más oportunidades de desarrollo personal, social y económico, con la posibilidad real de que se reduzcan por eso los índices de pobreza y delincuencia que nos preocupan.

El Niño como Ciudadano y Creador (Artista) del Futuro. “No nos referimos al arte institucionalizado, a sus obras tal como se manifiestan en el campo social, sino a una dimensión de la creación en su estado naciente, perpetuamente adelantándose a sí misma, potencia que tiene la capacidad de emerger subsumiendo la contingencia y las aleatoriedades de los intentos de materializar universos inmateriales.”[2]
F. Guattari describe con excelente retórica el proceso de aprendizaje de diferentes manifestaciones artísticas por parte de los niños como esa dimensión de la creación en su estado naciente. El talento artístico es inherente a cada infante desde su nacimiento, puede ser heredado de sus padres, o influenciado por el medio en los primeros meses o años de vida del niño, pero debe ser descubierto, cultivado y afinado desde edades tempranas para evitar una pérdida que podría ser irreparable; además de aprovechar la etapa más productiva en cuanto a enseñanza-aprendizaje en la vida de toda persona: los primeros seis años de vida.

El Arte y la Cultura como Expresión Individual y Necesidad Colectiva de una Sociedad y de Quienes la Constituyen. El acto de creación artística ha sido, como hemos visto, una necesidad para el hombre para preservar la vida en tiempos antiguos; pero en el siglo XXI, donde no necesitamos cazar para sobrevivir, lo ha sido para el mantenimiento de la buena salud mental, entre otras cosas. Es entonces cuando el arte y la cultura aparecen como un posible medio para lidiar con el estrés y el sedentarismo de la vida moderna. Un arquitecto que diseña una casa para su cliente, espera convertirlo en un ser social mejor, mejorando cualitativamente las condiciones en que vive, de modo que encare la vida de una manera más positiva. Debe considerarse entonces a las bellas artes no como un lujo, sino como necesidad social e individual dentro de cualquier comunidad, tanto como lo son el abrigo, la comida y la seguridad.
 “La obra de arte es, en primer lugar, una génesis”.[3] Ahora entendemos mejor porqué una obra de arte es un salto del caos al orden. Para cumplir esta transición, la obra de arte debe captar las cosas como vida y movimiento, es cuando el arte se convierte en embrujo, su realidad es mágica, mítica y sagrada. Es una cosmogonía (cosmogénesis)[4].
"Un arquitecto que diseña una casa para su cliente, espera convertirlo en un ser social mejor, mejorando cualitativamente las condiciones en que vive..."

La calidad profesional del futuro artista está íntimamente ligada a la calidad del espacio arquitectónico donde vive, donde aprende, donde practica y donde tiene lugar su experiencia creativa; pero esta calidad y calidez del espacio de trabajo va de la mano con las cualidades del maestro-tutor, de aquel que “ve y enseña, quien arrastra hacia delante y cuesta arriba el pesado y reacio carro de la humanidad”.[5]
Una obra de arte, o una sinfonía clásica, o una obra de teatro, o una obra arquitectónica, o una novela de la literatura universal que a un primer vistazo pareciera carecer de mensaje, de pronto arrebatará al espectador de su realidad, le hará olvidarse de sí mismo y lo introducirá por completo en un mundo nuevo, un mundo que estuvo primero en la imaginación del pintor, del compositor, del escritor, del arquitecto, y le libertará de sus preocupaciones por algún tiempo después del cual regresará con nuevos bríos y energía recargada a su vida diaria.



[1] W. Kandinsky, De lo espiritual en el arte, Barcelona, 1973, p. 26
[2] Félix Guattari, El Nuevo Paradigma Estético. En “Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad”. Editorial Paidos México. 1994
[3] Paul Klee, Das bildnerische Denken
[4] Cosmogénesis: cosmos=orden, génesis=principio
[5] W. Kandinsky

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